Escrito de Francisco Estarellas, Primer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Caudete
«Ética, moral, transparencia, bien común, equilibrio, justicia, legalidad, igualdad, moralidad, política y otras muchos conceptos igual de importantes para la dignidad humana, que deberían ser, sobre el papel (que todo lo soporta), el objetivo común.
Los problemas siempre han empezado (suponiendo que no existe ni mala fe ni prevaricación) cuando el individuo (el de turno) cree que “su verdad” es “LA VERDAD” y que es la única e indiscutible.
Continúa cuando ese individuo u otro lo impone, sin convencer ni negociar y/o también cuando intenta negociar y el/los interlocutor/es de turno está/n más interesados en destruir y crear alboroto para su propio rédito personal y/o político que conseguir el BIEN COMÚN.
Intentan, ambos tipos de individuo, confundir y despistar al ciudadano “ESCUCHANTE” sobre las diferencias de la realidad, del “concepto político” y las diferencias de NEGOCIAR Y DIALOGAR.
Dialogar, considero, es un cambio de impresiones e ideas, de buena fe y educadamente, y marcharse a casa con el añadido de conocer más opiniones.
Negociar es “MUCHO MÁS”.
Es buscar forzosamente puntos de encuentro en base a un análisis y realidad objetiva (1+1=2) y luego, compartir y repartir entre las partes, los complementos subjetivos que hacen esa realidad posible, aceptada y aceptable, y que todas las partes se lleven su pequeña parte de “felicidad” por igual. Única manera de evitar fracasos y revanchas posteriores.
Negociar es una obligación POLÍTICA, conseguir acuerdos es una obligación MORAL cuyo objetivo es SERVIR a la sociedad.
En política “dialogar” es una artimaña que usamos y se usa (sin distinción alguna) para “SERVIRNOS” y usar de pantalla, para eludir, desde el principio, cualquier posibilidad o intención de acuerdo real, y en el más humano de los casos, responder a intereses del propio “EGO” y/o ansias de medrar por encima de “SERVIR” tal como se comprometió quien así lo usa.
Sólo desprecio más un término: “DIALOGAR LEALMENTE”. Significa: “guerra a muerte sin cuartel, caiga quien caiga, si puedo sacar tajada”.
En los últimos días lo he oído varias veces... y el precio es: el bienestar futuro de Caudete.
En tiempos difíciles, como los que nos toca vivir, y que nadie nos ha obligado como políticos y representantes de los ciudadanos, debemos DAR LA TALLA. No basta buscar soluciones, es nuestra obligación encontrarlas y luego aplicarlas, ahora sí, lealmente. Para eso hacen falta como mínimo dos, que pretendan el mismo objetivo, incluso difiriendo en el procedimiento. Para romper, basta uno, y no hace falta mucha inteligencia, salvo para maquillarlo, claro.
Cuando vienen decisiones difíciles, algunos optan por salir corriendo argumentando diferente “sintonía” y no son conscientes de que parte de la “partitura” es suya (por acción y/u omisión) y otros “que desafinan” y que ya llevan demasiados años en la “orquesta”, sería mejor para todos que “salieran corriendo”. Además, estos “dialogantes leales” suelen intentar imponer “ritmo y partitura” incluso a los “escuchantes”.
Otra sub-especie se podría definir como “HABLADOR” y cuyo único fin es “SERVIRSE” a sí mismo, y suelen navegar bien en el sistema, no se mojan ni en la ducha, siempre y cuando conserven su “cuota” mínima de acólitos, imprescindible para la conservación de su sub-especie, pese a quien y a cuantos pese.
Seguramente mucha gente podrá no estar de acuerdo, con parte o todo, de lo que aquí opino. No lo pretendo. Tampoco pretendo crear escuela ni doctrina alguna, no soy quien para dar lecciones.
Sí me gustaría, sin ser pretencioso, que “algunos” se sintieran identificados e identificaran a alguien de los 3 grupos: negociadores, dialogantes y habladores, y si creen que su actitud es SERVIR o SERVIRSE.
También me gustaría, y esto sí es pretencioso, que los “ESCUCHANTES” reaccionaran, y NO PERMITIERAN a la parte de oligarquía política NO NEGOCIADORA, ni con el objetivo de SERVIR, que se sirvan de ellos (escuchantes) y los/nos obliguen (no son todos los que están ni están todos los que son) a no PONER EL FUTURO Y EL DE NUESTROS HIJOS (de todos) EN PELIGRO.
Lo que sí estoy seguro, es que este artículo me dará más de un “dolor de cabeza”, pero para eso inventaron los analgésicos, y será síntoma de que a “alguien”, le preocupa mi opinión.
Tengo la seguridad de que existe “vida más allá de la política” y si el Partido que me eligió para representarlo, considera que no lo hago adecuadamente, no tiene “MÁS QUE PEDIRLO”, que para eso estamos. Es el momento de retratarse individualmente.
Sin excusas.»
«Ética, moral, transparencia, bien común, equilibrio, justicia, legalidad, igualdad, moralidad, política y otras muchos conceptos igual de importantes para la dignidad humana, que deberían ser, sobre el papel (que todo lo soporta), el objetivo común.
Los problemas siempre han empezado (suponiendo que no existe ni mala fe ni prevaricación) cuando el individuo (el de turno) cree que “su verdad” es “LA VERDAD” y que es la única e indiscutible.
Continúa cuando ese individuo u otro lo impone, sin convencer ni negociar y/o también cuando intenta negociar y el/los interlocutor/es de turno está/n más interesados en destruir y crear alboroto para su propio rédito personal y/o político que conseguir el BIEN COMÚN.
Intentan, ambos tipos de individuo, confundir y despistar al ciudadano “ESCUCHANTE” sobre las diferencias de la realidad, del “concepto político” y las diferencias de NEGOCIAR Y DIALOGAR.
Dialogar, considero, es un cambio de impresiones e ideas, de buena fe y educadamente, y marcharse a casa con el añadido de conocer más opiniones.
Negociar es “MUCHO MÁS”.
Es buscar forzosamente puntos de encuentro en base a un análisis y realidad objetiva (1+1=2) y luego, compartir y repartir entre las partes, los complementos subjetivos que hacen esa realidad posible, aceptada y aceptable, y que todas las partes se lleven su pequeña parte de “felicidad” por igual. Única manera de evitar fracasos y revanchas posteriores.
Negociar es una obligación POLÍTICA, conseguir acuerdos es una obligación MORAL cuyo objetivo es SERVIR a la sociedad.
En política “dialogar” es una artimaña que usamos y se usa (sin distinción alguna) para “SERVIRNOS” y usar de pantalla, para eludir, desde el principio, cualquier posibilidad o intención de acuerdo real, y en el más humano de los casos, responder a intereses del propio “EGO” y/o ansias de medrar por encima de “SERVIR” tal como se comprometió quien así lo usa.
Sólo desprecio más un término: “DIALOGAR LEALMENTE”. Significa: “guerra a muerte sin cuartel, caiga quien caiga, si puedo sacar tajada”.
En los últimos días lo he oído varias veces... y el precio es: el bienestar futuro de Caudete.
En tiempos difíciles, como los que nos toca vivir, y que nadie nos ha obligado como políticos y representantes de los ciudadanos, debemos DAR LA TALLA. No basta buscar soluciones, es nuestra obligación encontrarlas y luego aplicarlas, ahora sí, lealmente. Para eso hacen falta como mínimo dos, que pretendan el mismo objetivo, incluso difiriendo en el procedimiento. Para romper, basta uno, y no hace falta mucha inteligencia, salvo para maquillarlo, claro.
Cuando vienen decisiones difíciles, algunos optan por salir corriendo argumentando diferente “sintonía” y no son conscientes de que parte de la “partitura” es suya (por acción y/u omisión) y otros “que desafinan” y que ya llevan demasiados años en la “orquesta”, sería mejor para todos que “salieran corriendo”. Además, estos “dialogantes leales” suelen intentar imponer “ritmo y partitura” incluso a los “escuchantes”.
Otra sub-especie se podría definir como “HABLADOR” y cuyo único fin es “SERVIRSE” a sí mismo, y suelen navegar bien en el sistema, no se mojan ni en la ducha, siempre y cuando conserven su “cuota” mínima de acólitos, imprescindible para la conservación de su sub-especie, pese a quien y a cuantos pese.
Seguramente mucha gente podrá no estar de acuerdo, con parte o todo, de lo que aquí opino. No lo pretendo. Tampoco pretendo crear escuela ni doctrina alguna, no soy quien para dar lecciones.
Sí me gustaría, sin ser pretencioso, que “algunos” se sintieran identificados e identificaran a alguien de los 3 grupos: negociadores, dialogantes y habladores, y si creen que su actitud es SERVIR o SERVIRSE.
También me gustaría, y esto sí es pretencioso, que los “ESCUCHANTES” reaccionaran, y NO PERMITIERAN a la parte de oligarquía política NO NEGOCIADORA, ni con el objetivo de SERVIR, que se sirvan de ellos (escuchantes) y los/nos obliguen (no son todos los que están ni están todos los que son) a no PONER EL FUTURO Y EL DE NUESTROS HIJOS (de todos) EN PELIGRO.
Lo que sí estoy seguro, es que este artículo me dará más de un “dolor de cabeza”, pero para eso inventaron los analgésicos, y será síntoma de que a “alguien”, le preocupa mi opinión.
Tengo la seguridad de que existe “vida más allá de la política” y si el Partido que me eligió para representarlo, considera que no lo hago adecuadamente, no tiene “MÁS QUE PEDIRLO”, que para eso estamos. Es el momento de retratarse individualmente.
Sin excusas.»
Francisco Estarellas Puissegur
Un ciudadano de Caudete
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